Lodz 1930. Tras seis años de cárcel, delatado por un cómplice en el robo en un banco, el legendario Kwinto sólo tiene venganza en su mente. Él es un ladrón a la antigua usanza, un ladrón con un sentido de orgullo y lealtad. Al salir de la cárcel se entera de que un amigo suyo con quien tocó en la banda de jazz fue asesinado por el mismo tipo -ahora presidente de un banco- que le envió a la cárcel.