Una casa. Desde fuera llegan gritos de lo que parece una manifestación. Sensación de encierro, de clima propio en el interior. Dentro, dos niños, Luis (seis años) y Ana (ocho años) juegan, negocian con cromos mientras su madre, Carmen, trata de aguantar el tipo delante de los pequeños. En un intento de cotidianidad, Carmen les trae la merienda. Una llamada la hace reaccionar.

Ana pasa el día jugando junto a su madre, Elena, con la intención de acercase a ella, ya que últimamente han estado muy distantes. Una serie de llamadas al móvil de Elena harán que Ana sospeche que su madre oculta algo mas que sus sentimientos.

Irene sufre el acoso callejero de un desconocido. Asustada, acude a su padre, quien decide montarla en el coche para buscar al acosador.