En 2014, Creep nos presentó a Mark Duplass en la piel de un tipo solitario y un poco psicópata, pero, en cierto modo, entrañable. Para alegría de todos, este asesino mumblecore está de vuelta en la secuela de uno de los found footage más ingeniosos de las últimas temporadas, ahora planteando un asunto delicado: ¿qué ocurre cuando un serial killer pierde las ganas de matar?

Tom Riley sale del bosque detrás de su casa en Steelmanville Road y debe trepar por la ventana para entrar. Está desconcertado por los objetos en la casa que no son suyos y las cosas que se mueven por sí solas. Pronto se encuentra lidiando con fuerzas malvadas que hacen que dependa de la ayuda de otros para tratar de descubrir de una vez por todas cómo librar a la casa del mal... ¡incluido el demonio más poderoso al que se ha enfrentado!

La guapísima Regina Stevens hace una vida totalmente normal: acaba de pasar su control médico, la relación de su novio va viento en popa,… Hasta que simplemente un día se despierta con un apetito insaciable por la carne humana. Pronto descubrirá que le es imposible curarse de su heridas y que no tiene pulso. El debate quedará abierto ¿qué le pasa? ¿Está loca o es algo que va mucho más allá de eso?