Constance es una maestra de escuela aburrida y amante del cine en Nueva Zelanda después de la Segunda Guerra Mundial que comienza a fantasear con que es una estrella de Hollywood, con trágicas consecuencias.
María es una luchadora tenaz, comprometida con su entorno, y sobre todo es madre. Vive por y para su hijo Bruno, internado en un centro de salud mental. Sin embargo, el día en que su hijo recibe el alta y vuelve a casa, la estabilidad de María se tambalea, aflorando en ella un amalgama de sentimientos que creía haber enterrado.