La estratificación geológica permite viajar hacia atrás en el tiempo. Las capas de la tierra se superponen una sobre otra pero la selección, la elección de qué capa merece ser observada no es más que política. Cegarse a una de ellas, borrarla de la narración, es explotar el pasado para justificar el presente. En una tierra perpetuamente amenazada por la apropiación colonial, la transmisión de la historia y las narrativas juegan un papel peculiar y vital. The Sun and the Looking Glass retrata un pueblo palestino en la Ribera Occidental que conserva dos casas del período Otomano tardío. Mirando los objetos descubiertos en ellas a través de una lupa de aumento que modula la luz, la película elabora narrativas a través de procesos dinámicos de revelación y desaparición.