Una pareja de recién casados se traslada a su nuevo hogar... que deben montar pieza a pieza, pues se trata de una casa prefabricada. Un antiguo pretendiente de la novia, reconcomido por los celos, cambia la numeración de las piezas de la casa, lo que hace que al armarla, el resultado final no sea exactamente el deseado.

Cuatro personas coinciden en un tren camino a Dublín con algo en común: todos sufren la pérdida de un ser querido pero no todos lo expresan de la misma forma.

A través de una serie de identidades equivocadas, Buster acaba con un cargamento de muebles en mitad de un regimiento de policías. La bomba de un anarquista aterriza en su carruaje. Buster lo lanza entre las filas de los policías, que le persiguen por toda la ciudad. (FILMAFFINITY)

Al quedarse sin trabajo Buster intenta suicidarse y para ello bebe de una botella de veneno que en realidad contiene alcohol. El presidente de un club deportivo habla de la necesidad de promover el club y el ebrio Buster se hace con el puesto, para lo cual deberá aprender a pescar, a cazar y a montar a caballo.

Pamplinas juega al golf en un campo situado en las proximidades de un presidio. Un prisionero fugado intercambia con él la ropa, a resultas de lo cual, tras varias peripecias, los guardias le atrapan y encierran. Lo peor es que el destino que le aguarda es la horca.

Buster hace de las suyas en una herrería hasta que el dueño comienza una pelea que le lleva a la cárcel. Buster se encarga de atender a los clientes con sus caballos, pero también se encargará de destrozar un precioso Rolls Royce.

Buster se marcha a la ciudad para demostrarle al padre de la chica que puede tener éxito. El escribe acerca de sus trabajos y ella le glorifica en su imaginación. Ella se lo imagina como cirujano, cuando sólo es ayudante de veterinario: ella le imagina como broker en Wall Street, cuando en realidad es el hombre de la limpieza.