Pablo y Victoria viven en Buenos Aires y viajan por un fin de semana a Colonia (Uruguay) para festejar el cumpleaños 40 de ella. Están casados hace ocho años. Es el primer fin de semana que pasan solos, desde que nació la hija, y a lo largo del mismo, tomarán conciencia de que se aproxima el final de la relación. La primera tarde Pablo y Victoria salen a caminar por la playa y luego de una fuerte discusión, él se aleja solo por la costa. En un momento se detiene junto a un grupo de personas frente a un bote de pescadores. Pablo se siente atraído por una mujer algo menor que él, se aproxima a ella y reconoce a Ana, a la que abandonó doce años atrás.
Lo imaginario es tan real como lo tangible. Un walkie talkie puede ser la forma de llegar a cosas imposibles. Las flores trazan recuerdos. Las personas pueden ser inventadas. Todo eso descubre Mateo, de diez años, mientras navega la ausencia de su padre y dibuja un mundo propio a la medida de sus sueños.