Un asistente de biblioteca se deja llevar a través de una vida rutinaria en Los Angeles, hasta que un encuentro casual abre sus ojos al poder de la creatividad y, finalmente, al amor. Cuando esta nueva vida y el amor empiezan a desmoronarse, descubre que tiene mucho que ofrecer. Este cortometraje nos muestra que lo ordinario no es un buen lugar para estar.

La película no tiene diálogos y sólo un sonido -un ligero "¡sssh!"-, y parte de la teoría de Berkeley "Esse est percipi", es decir, "ser es ser percibido": aún cuando se suprime toda percepción exterior -ya sea ésta animal, humana o divina- permanece la autopercepción. Sin embargo, pese a este principio filosófico, la película, como toda la obra de Beckett, contiene elementos de comedia. Buster Keaton desempeña el papel de un hombre que, huyendo por una calle prácticamente desierta, se introduce en un portal, sube por las escaleras del edificio y entra en una habitación -probablemente la suya-, donde cuidadosamente borra toda realidad exterior. Corre la cortina, tapa el espejo, echa al gato y al perro, cierra con llave la puerta, cubre la jaula del pájaro y la pecera y empieza a romper las fotos de su pasado. Sin embargo, el problema de la autopercepción sigue insoluble.

Un niño que llega de excursión a Mercabarna con su escuela es el protagonista de 'Pitahaya', el filme de 14 minutos que ha quedado preseleccionado para los premios Óscar tras ganar la categoría de Mejor Corto Narrativo en el Festival de Cine Urbanworld de Nueva York (Estados Unidos). (FILMAFFINITY)