A principios de los años 70, se dio un fenómeno cinematográfico muy peculiar en México; la películas nacionales con temáticas ordinarias no lograban triunfar, y parecía que el séptimo arte en nuestro país se quedaría estancado en bodegas sin que nadie pudiera verlas, pero para fortuna de los productores y pervertidos mexicanos, llegó el cine de ficheras, filmes pícaros y de doble sentido que llegaron para conquistar las taquillas.

Prolongación de "Svengali" (1931), continúa el drama de una figura siniestra que adopta a un adolescente como discípulo. En este caso, se trata de un titiritero lisiado (John Barrymore), que rescata a un abusado niño y lo convierte en un gran bailarín de ballet.

La vida de Millie comienza a desmoronarse cuando descubre que su marido tiene una aventura.