El mejor descifrador de códigos de Estados Unidos, junto con un pequeño equipo de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional), comienza a desarrollar un revolucionario programa de vigilancia. El programa es perfecto, excepto por un detalle: es demasiado barato. De ahí que la dirección de la NSA, decida abandonar el programa (justo tres semanas antes del 11-S). Después del ataque, el descifrador de códigos abandona la agencia. Un amigo toma el mando y se encarga de reavivar el programa a principios de 2002, para una prueba en contraste con la mayor recopilación de información de la NSA, basada en los datos conocidos antes del 11-S. Tan pronto como pone en marcha el programa, los terroristas aparecen al instante en la pantalla del ordenador. La respuesta de la NSA es parar por completo el programa.
Hubo un tiempo en que el DC-3 era el avión más exitoso del mundo y una herramienta indispensable: su versión militar se convirtió en un factor crucial para lograr la paz en diversas guerras y ayudó a muchas personas a resurgir de sus cenizas durante las inevitables crisis humanitarias que siguen a todo conflicto. Pero ahora la fábrica de Basler situada en Oshkosh, cerca de Chicago, en Estados Unidos, parece haberse convertido en un siniestro cementerio de aviones.