El ayudante de un prestamista trata con su jefe gruñón, su molesto compañero de trabajo y algunos clientes excéntricos mientras coquetea con la hija del prestamista, hasta que llega a la casa de empeño un pérfido ladrón con malas intenciones.

Un aprendiz de sastre quema las ropas del conde Broko mientras las plancha y el sastre lo despide. Más tarde, el sastre descubre una nota explicando que el conde no puede asistir a un baile, así que decide vestirse como tal para ocupar su lugar; pero el aprendiz también ha ido a la mansión donde se celebra la fiesta y allí se topa con el sastre disfrazado…

Un chico tiene que levantarse para ir a trabajar, pero ninguna de las múltiples alarmas que coloca consiguen espabilarle.