Un adolescente fugitivo que está atrapado por un hombre delirante, finge ser su hija para escapar.

Última película inglesa de Hitchcock, antes de su etapa americana. A finales del siglo XVIII, Mary (Maureen O'Hara), una joven huérfana irlandesa, va a Cornuailles para reunirse con su tía Patience, cuyo marido tiene una posada en la costa. Se trata de un lugar sórdido, cuyos huéspedes son bandidos que se dedican al saqueo de barcos y gozan de una impunidad total porque el cabecilla de la banda es un hombre respetable, un juez de paz (Charles Laughton) que les proporciona la información necesaria sobre el paso de las naves.

Una mujer es acusada de asesinato y juzgada por ello. Todo el jurado popular cree en su culpabilidad, salvo un hombre que hará todo lo posible por defender su inocencia.

Un padre y un hijo dejan de lado sus diferencias cuando se dan cuenta de que se han convertido en el blanco de una red de espías internacionales.

En este thriller, el psiquiatra Dr. Cross (Vincent Price) mata a su esposa y espera salirse con la suya, hasta que descubre que el asesinato fue observado por una vecina de al lado, Janet Stewart (Anabel Shaw). Mientras Janet intenta convencer a su esposo (Frank Latimore) de la vil hazaña del médico, Cross aparece para advertirle que Janet necesita urgentemente un asesoramiento profundo.

Alex, un joven mecánico con problemas psiquiátricas, viola a una mujer en un parque. Más tarde, una pareja va a verlo para una reparación en su coche. Invitan a Alex y a su compañero a una fiesta en su casa. Una vez allí, Alex comienza a plantearse el torturar y violar a sus anfitriones.

Una joven termina en un sanatorio mental para chicas después de presenciar cómo un extraño estrangulaba a su madre. Pero lejos de ser un lugar de reposo y curación, el hospital termina revelándose como un campo de siniestros experimentos de la perturbadora Doctora Fletcher.

Un ex-soldado traumatizado se despierta en la parte trasera de una camioneta. A su lado se halla un niño secuestrado. Ahora tan sólo dispone de nueve minutos y treinta y siete segundos de consciencia para averiguar por qué y cómo llegó hasta allí.