Palestina, 1948. Tras la retirada de los ocupantes británicos, aumentan las tensiones entre árabes y judíos. Mientras tanto, Farha, la inteligente hija del alcalde de un pequeño pueblo, ajena a la tragedia que se avecina, sueña con ir a estudiar a la gran ciudad.

Entrevistas con palestinos que viven en campos de refugiados libaneses, algunas filmadas en Sabra y Chatila antes de la masacre.

Un vaso, un sweater y un trofeo de pesca son los objetos que Maia heredó de su padre. Con espacios y tiempos fragmentados, la película cruza paisajes patagónicos con las orillas del Río de la Plata, donde el viento trae mensajes desde Palestina. Maia viaja a Cisjordania y, entre las ruinas de las casas derrumbadas por la ocupación israelí y las aguas del río Jordán, encuentra una señal del destino en el nombre de su familia.