Érase una vez... un castillo donde vivía un inventor que dedicó parte de su vida a crear una criatura perfecta a la que llamó Edward. Pero el inventor murió de repente y dejó incompleta su creación, ya que en vez de dedos tenía unas horribles manos con hojas de tijera. El pobre Edward vivía sólo en el castillo hasta que una encantadora joven, que trabajaba para la firma Avon, lo llevó a su casa junto con su familia. Pero una criatura tan especial como Edward no estaba preparada para vivir en una ciudad tan extravagante y falsa como Suburbia.

El gran general romano Titus Andrónicus regresa a Roma después de su victoriosa campaña contra los godos. Para celebrarlo, sacrifica a los dioses al hijo del caudillo vencido, ganándose así el odio eterno de Tamora, la madre del joven, que también es su prisionera. La hora de la venganza llega cuando el corrupto Saturninus es nombrado emperador y toma a Tamora como esposa.

La prematura muerte de su madre durante un parto, arranca violentamente a Víctor Frankenstein de su idílica vida en Ginebra. Desde ese día, la posibilidad de vencer a la muerte será su obsesión y, por ello, decide estudiar medicina en Inglostadt. Allí conoce al siniestro profesor Waldman, de quien se rumorea que pasó su juventud estudiando la posibilidad de crear un ser humano. Víctor no sólo se interesa por sus experimentos, sino que está dispuesto a llegar hasta el fondo de la cuestión cueste lo que cueste.