El excéntrico multimillonario Lionel Twain invita a cenar a su castillo a los cinco detectives más importantes de la historia: el chino Sidney Wang, el neoyorquino Dick Charleston, la inglesa Jessica Marbles, el belga Milo Perrier y Sam Diamond, residente en San Francisco. Después de ser recibidos por un mayordomo ciego, Twain les explica durante la cena el motivo de la reunión: a medianoche se producirá un asesinato y el que sea capaz de resolverlo se llevará un millón de dólares.

Earl Brooks (Kevin Costner), un brillante hombre de negocios que lleva una vida aparentemente tranquila, es en realidad un asesino en serie. Brooks se esfuerza por reprimir sus instintos homicidas, pero su alter ego (William Hurt) se lo impide. Una dura y tenaz detective (Demi Moore) capta la atención del misterioso asesino al que persigue.

Los Peterson siguen llorando el fallecimiento de su hijo Caleb en Afganistán. En pleno duelo, David (Dan Stevens), irrumpe en el hogar familiar y conquista a cada uno de sus miembros hasta que uno de ellos comienza a intuir que David no es quien parece ser.

Jasón, el más impopular de los habitantes de Cristal Lake, regresa para causar mayores estragos en esta parte. Tras su resurgimiento en el depósito de cadáveres de un hospital, el asesino enmascarado centra su venganza en la familia Jarvis y en un grupo de despreocupados adolescentes. El joven Tommy Jarvis es un gran aficionado al cine de terror con un talento especial para las máscaras y el maquillaje. ¿Ha encontrado el diabólico Jasón finalmente la horma de su zapato?

Freddy Krueger necesita el miedo de la gente para regresar, por lo que decide resucitar al temible Jason. Pero el protagonista de "Viernes 13" no está dispuesto a dejarle el camino libre. Este formato que enfrenta a dos personajes míticos del celuloide no es nada nuevo en el cine: Frankenstein ya se encaró al hombre lobo en 1943 y 28 años más tarde resucitó para luchar contra Drácula. También, a lo largo del siglo XX, llegó el gigantesco Godzilla dispuesto a terminar con King Kong y una serie de mutantes que iban sembrando el pánico por Japón. En esta ocasión, fueron dos de los asesinos estrella de las películas de la década de 1980 los que se unieron. El resultado, el esperado: muertes, descuartizamientos y chicas ligeras de ropa.

Un idílico verano va a convertirse en la peor de las pesadillas para otro grupo de despreocupados jóvenes de vacaciones. Ignorando el legado de sangre del campamento de Crystal Lake, uno por uno van siendo víctimas del maníaco Jason, que los acecha en cada momento.

Al salir de la cárcel, Jimmy Kilmartin, antiguo ladrón de coches, rompe toda relación con los antiguos colegas que lo traicionaron y decide empezar a vivir honradamente. Sólo mantiene contacto con su primo Ronnie, propietario de un taller de reciclado de vehículos robados. Una tarde Ronnie le pide que sustituya a uno de sus conductores, pues debe enviar los coches manipulados a su patrón, un gángster violento y asmático llamado Little Junior. Aunque al principio Jimmy se muestra reacio, acaba aceptando, pero cuando llega a su destino, el convoy es rodeado por la policía. Su compañero, asustado, dispara y hiere a uno de los agentes; Jimmy es condenado a cadena perpetua. Sin embargo, tres años después, sale en libertad condicional tras alcanzar un pacto con la policía: deberá volver con la banda de Little Junior y ganarse su confianza, para que la policía los pueda atrapar con las manos en la masa.

La psiquiatra Samantha Stone entrevista a Kenneth Blanch, "El estrangulador de la colina", para intentar descifrar las motivaciones que están detrás de su horrible reinado del terror.

Jason ha regresado, con su máscara de hockey y dispuesto a poner de nuevo en práctica todas sus viejas costumbres y trucos en esta nueva entrega. Esta vez parece que ha puesto sus ojos en los jóvenes residentes de una retirada mansión, a medio camino del pueblo. Algunos de estos adolescentes acabarán en mitades, cuartos... Jason es capaz de convertir en realidad los peores sueños.